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26 ene 2014

Hágase el color... (parte 1ª)

Esta es la primera parte de una aproximación a los orígenes de la fotografía en color, desde sus inicios en los años 1940-50 hasta finales de los 1960, cuando se producirá la entrada por la puerta grande del color. 

Lo artístico y lo real era en blanco y negro. Aunque los humanos veamos en color, la tradición fotográfica había establecido la imagen monocroma como verdaderamente real, y reinaba tanto en la representación del mundo como en el ámbito artístico.

Es cierto que la fotografía en color había aparecido con el siglo XX (el primer proceso comercial fue el Autochrome, patentado por los hermanos Lumière en 1903), y que progresivamente se fue convirtiendo en relativamente popular y asequible, con la aparición de Kodachrome en 1935 y Agfacolor un año después (ambas transparencias) y, sobre todo, Kodacolor en 1941. No obstante, esta popularización alcanzó principalmente a los aficionados; los profesionales tenían sus motivos para darle la espalda al color.


Bischof: New York (1953)
Werner Bischof: New York 1953
La fotografía en color iba ganando terreno gracias a revistas como Vogue, Harper’s Bazaar o Life, e incluso autores como Irving Penn o Richard Avedon la usaban, si bien solamente en sus trabajos comerciales. En el ámbito artístico, el color seguía siendo, en palabras de Walker Evans, “vulgar”. Por otro lado, en los años 30 y 40 del pasado siglo, las películas de diapositiva en color eran unas diez veces menos sensibles a la luz (más lentas) que las monocromas, lo que hacía casi inviable la fotografía de reportaje o de acción. Además, la fidelidad de reproducción del color distaba de ser ideal y, sobre todo, la escasa durabilidad de las emulsiones ahuyentaban al fotógrafo profesional que buscaba una obra artística duradera.

Fueron muchos los fotógrafos que probaron el color (Helen Levitt, Werner Bischof, Harry Callahan y un largo etcétera), pero entre los primeros autores que apostaron firmemente por él, destacan Fred Herzog, Saul Leiter, Ernst Haas y Eliot Porter.

Fred Herzog
Fred Herzog
Fred Herzog, alemán residente en Canadá, se dedicó a la fotografía callejera en Vancouver, siendo uno de los primeros fotógrafos en intentar superar los inconvenientes de las lentísimas películas de diapositiva Kodak de los inicios (10 ASA). Se centró en mostrar la vida de la gente corriente en su ciudad. Sin embargo, sus fotografías no fueron expuestas hasta décadas después, tanto por los prejuicios hacia el color como por la imposibilidad de plasmar en papel con suficiente calidad las transparencias originales.

Saul Leiter, norteamericano de nacimiento, también se echó a las calles (en su caso, las de Nueva York) cámara en mano, y en ese escenario desarrolló su atrevida técnica fotográfica (colores osados, fotos descentradas, inspiración en el expresionismo abstracto). Leiter, además de fotógrafo, era pintor, y eso se nota en sus fotografías, donde el color es el rey; no es difícil encontrar influencias del ilustrador y pintor Norman Rockwell, de Pierre Bonnard o del expresionista abstracto Mark Rothko.

Saul Leiter: New York
Saul Leiter: New York

Ernst Haas, austriaco de nacimiento y también con formación pictórica, fue otro de los innovadores del color. En su fotografía de viajes no vio inconvenientes en la escasa sensibilidad de las emulsiones y, en 1957, publica su famosísima serie sobre los toros en España (Beauty in a Brutal Art, en la revista Life). Estas, junto a sus famosas fotgrafías de caballos, son la primeras expresiones fotográficas del movimiento en color.

Ernst Haas: New York
Ernst Haas: New York



El norteamericano Eliot Porter, otro pionero del color, tomó un camino distinto,
Eliot Porter: Birch Trees (1953)
Eliot Porter: Birch Trees (1953)
dedicando sus esfuerzos a la fotografía de naturaleza y al paisaje. Quizás por esa elección es menos conocido en estos inicios de la fotografía en color, pero Porter recurrió a él sistemáticamente desde el principio. Además, a él le debemos en parte la técnica del dye-transfer, que habría de jugar años después un papel principal en el triunfo del color, al ser utilizada por William Eggleston.



Estos autores nos llevan, tras casi dos décadas de trabajo e investigación de los límites del color, a finales de los años 60 del siglo pasado con una corriente ya establecida, aunque aún sin el reconocimiento definitivo de la crítica y del público. Ese último paso iba a darse en los EE.UU. a partir de ese momento, y este será el asunto de la segunda parte de este artículo.

Para terminar, os dejo una breve muestra de las imágenes creadas por estos tres pioneros del color, Herzog, Leiter y Haas, con la invitación habitual: si os gusta, no dejéis de ver fotografías suyas, de indagar en su trabajo y de disfrutar con estos apasionantes inicios del color.

Galería de fotos de Hágase el color... (I)